Monday, May 17, 2010


Me deslizo por el suelo en un vaivén natural, suntuoso y silente. No soy peligrosa, solo tímida. Pasa algo en mi que no me explico, pero sé que debe suceder. Es mi naturaleza, es perfectamente normal. Sigo curveando mi cuerpo en la danza eterna de la vida, rozando con todo mi cuerpo la superficie por la que transito. Ahora estoy un poco fría. Siento que mi piel se pone rígida, todo mi cuerpo se siente ajeno. Mis ojos están nublados. No quiero que me toques, no quiero que me hables, solo contempla conmigo este momento. Es de una belleza impresionante. No lo entiendo plenamente, pero sé que ha de suceder, sé que tiene que pasar... esta piel ya no sirve, me queda pequeña. Renazco de mi propia piel en una que se acomode a este ser en que me estoy convirtiendo. Pero soy yo, sigo siendo yo.

Cuando esto pase no voy a mirar atrás, ya no seré esa coraza transparente que dejo a mis espaldas. Este proceso se repetirá... o no. Lo acepto. Lo acepto gustosamente. Parece doler menos cuando no me resisto. Me deslizo suave, pero segura. Mi lengua temblorosa siente que ha llegado el momento. Alzo mi torso en señal de alerta. ¡No te muevas! que muerdo... con mis colmillos llenos de antídotos. No tengas miedo.

Tal vez estés mudando la piel igual que yo.

2 comments:

Joy B. said...

Qué maravilloso símil y qué bien expresado, Yaremi querida!

Esperemos que haya buena aceptación para minimizar el dolor que produciría la resistencia...

Un abrazo!

violeta savia said...

Que belleza !!!
Me encantó, lo sentí.


Gracias, un abrazo Moksha.