Saturday, September 26, 2009

No mires para abajo


No más películas Hollywoodenses, pensé. Pero la verdad es que me gusta ir al cine a ver alguna película hecha con el solo propósito de dejarme pegada a la silla por una hora y media. Es una atmósfera entretenida que deja ver cómo muchos nos dejamos manipular por estas historias fascinantes. El solo hecho de ir al cine es una aventura. Los adolecentes con sus mejores vestidos queriendo impresionar, las parejas abrazadas con sweter en mano, la locura en la fila de las palomitas de maíz... todo un festín, todo un cortejo al simple hecho de querer ser entretenido por esa hora y media. Pero no es mi intención escribir hoy sobre este fascinante fenómeno social, sino más bien sobre la película que renté hace unos días.

Fuimos a Blockbuster. Al llegar sucede lo inevitable, separación momentánea hacia la búsqueda de la película ideal. El busca de acción y ficción, yo busco lo que él considera "películas de jeva". Emprendemos el viaje de los acuerdos y las conseciones. Solo tres películas hemos de llevar, respetando los cánones establecidos de la variedad y del gusto mutuo.

Como es usual, hurgo en la sección polvorienta de películas olvidadas desde su estreno hace solo unos años atrás. Son pasillos solitarios donde se siente la desesperación y la alegría de quien quiere ser visto de nuevo. Si logro encontrar alguna buena película entre Rambo y Casa Blanca es una bendición. Es inusual encontrar una de esas buenas películas latinoamericanas, sin embargo ese día fue el día de los aciertos. Desfiló frente a mis ojos esta película. La tomé suavemente entre mis manos como quien descubre un tesoro y leí la descripción de la caja -por mero formalismo y maña- Me llamó la atención que tuviese tantos premios y que nunca había escuchado de ella. Pero ya eso no era importante. Ya nos habíamos encontrado.

Salí del pasillo con una danza peculiar, la cual no pudo pasar desapercibida por mi compañero quien mirandome suspiró -¿qué escojiste? dijo -¡Mira esta peli amor! Se ve buena. Diciendo esto no di tiempo a la duda y le pedí acercarnos al cajero para pagar. Me miró con la sabiduría de quien conoce el viejo truco y accedió.

Solo dos películas Hollywoodenses en la renta ¡Bravo!

Ya en casa dispusimos los asientos, las palomitas, y nos acomodamos a ver el film que había salido por rifa. No mires para abajo, es la película que veremos de primero. Obvio que unos con más ánimos de verla que otros.

No soy crítica de cine, ni me interesa serlo. Soy una simple expectadora que le gusta una buena película mientras estiro las piernas y meto la mano en la paila de palomitas. Si no recurro mucho a las palomitas entonces es de entenderse que me gusta la película; pero si no como ni una sola entonces la película es a mi parecer excelente, digna de comprarla para mi biblioteca cinematográfica -que vale decir consta de solo una docena de películas-.

El título es bien sugerente y es una metáfora a la habilidad que tiene el protagonista de subirse a unos sancos, pero también al descubrimiento de un camino desconocido hacia el amor y la liberación.

Mucho se ha hablado del Tantra en Occidente. El concepto es en buena parte mal entendido. Esta película combina tanto el malentendido Occidental sobre el tantra como lo profundo de la poesía y el autoconocimiento a través de la energía sexual. Se puede ver cómo al canalizar esa energía podemos lograr un estado superior de bienestar sin quedarnos en el mero gozo y placer del momento. Se muestra esto con un juego jocoso entre el drama y la comedia, entre lo espiritual y lo banal. Nada es en serio, todo es... simplemente es.

Lo profundo de una mirada, lo superficial de un cementerio. Todo se combina en un lenguaje exquisito entre el amor, y la energía creativa de lo masculino y lo femenino. El juego eterno entre la madre y el padre creador. Siva y Shakti. Juego que ha sido milenariamente tachado de inmoral por creencias antiguas y obsoletas, pero que hoy se ha desprendido de etiquetas de tabú y pecado para alzarse como vía hacia la realización del Ser. Y es que siempre ha sido así. Quién sabe qué loco inventó eso de que amarse y descubrirse a través del amor es pecado.

El amor lo es todo. Es a través del amor que nacemos, es a través del amor que respiramos. Este mundo es una manifestación del amor divino. Por muchos años se nos ha enseñado o dicho no "mirar para abajo" no "tocar abajo", no hagas nada por allá al sur... Y no es para confundirse con libertinaje. Es para desprenderse de la camisa de fuerza que por milenios hemos vestido.

De acuerdo a algunas tradiciones orientales, tenemos en nuestro cuerpo varios focos de energía. Muchas filosofías lo llaman chakras. Hay un foco de energía en nuestro sexo. El desbalance en este foco de energía se manifiesta en una sensación de vacío, de desarraigo e inseguridad. Igualmente la sobre estimulación de este punto puede traer un desbalance en la actitud del individuo haciéndolo arrogante, avaro, indisciplinado y de un humor muy variado.
Se cree que este foco de energía representa nuestras bajas emociones y naturaleza. Es por ello que el balance es importante. Y esto se logra sublimando esta energía para ser usada creativamente en nuestro bienestar físico, mental y espiritual.

Es por ello que los dos extremos crean desbalance: tanto el que es libertino como quien se reprime. Son las dos caras de una misma moneda... pero volvamos a la película.

Se describe el uso de la energía sexual para lograr un viaje por el mundo. Me pareció divertido esto. El protagonista emprende un viaje a diferentes ciudades en el momento que desvía su energía hacia arriba. Es chistoso, pero tiene un mensaje claro. Este poder lo podemos usar para lo que queramos, es nuestro derecho. Unos lo usan por el solo placer, otros para vivir una experiencia trascendental. Lo importante es que está ahi y somos nuestros propios maestros tántricos. De nuevo, Tantra entendido como una manifestación de nuestra consciencia pura, y del poder creativo en estado letárgico en cada uno de nosotros.

Eloy, el joven sonámbulo, descubre a través de esta práctica muchos aspectos de si mismo. Y a la vez que emprende este camino, todo a su alrededor cambia. Sus relaciones familiares, sus manías e inseguridades. Para él todo pasa desapercibido hasta que se da cuenta de la cadena de eventos positivos que se han sucedido desde que conoció a Elvira. Gracias a la activación y control de la energía pudo ver en sí mismo una transformación única.

Es un viaje fantástico hacia adentro, de abajo hacia arriba. Mientras sublimemos esa energía inferior, nuestro Ser entero vibra en armonía con el todo. Es una sensación de plenitud indescriptible. Al mismo tiempo nos sentimos arraigados a esta tierra, seguros, listos para seguir creando y compartiendo. Esto se expresa en la película en una planta que le regala Elvira a Eloy la cual crece y se expande como símbolo de ese amor y de esa energía ya activada.

¡Mira para abajo! y si pierdes el equilibro cáete y vuelve a levantarte. Cuando estés abajo, sube la mirada, hay algo más grande allá arriba. Descubre el ascenso magnífico de la energía por tu espalda y deja que la explosión sublime llegue a tu frente irradiando la luz maravillosa de tu Ser.

Feliz Viaje.

2 comments:

Vane G. said...

Dejame decirte que la descripcion inicial de ustedes en blockbuster es vernos a nosotros! Que gracioso... La pelicula, voy a buscarla, me dejaste con ganas de verla.

Delia said...

Te recomiendo El secreto de sus ojos, película argentina de Juan José Campanella, interpretada por Ricardo Darín, Soledad Villamill y Guillermo Francella, recién se estrena, me gustó y no es nada hollywoodense, es muy a la argentina.