Monday, March 29, 2010

Un Curso de Milagros

Sintámonos agradecidos hoy. Hemos llegado a sendas más lle­vaderas y a caminos más despejados. Ya no nos asalta el pensa­miento de volver atrás, ni resistimos implacablemente a la verdad. Aún hay cierta vacilación, algunas objeciones menores y cierta indecisión, pero puedes sentirte agradecido por tus logros, los cuales son mucho más grandes de lo que te imaginas.

Dedicar ahora un día a sentirte agradecido te aportará el benefi­cio adicional de poder tener un atisbo de lo grande que ha sido tu progreso y de los regalos que has recibido. Alégrate hoy, con amoroso agradecimiento, de que tu Padre no te haya abandonado a tu suerte, ni de que te haya dejado solo vagando en las tinieblas. Agradece que te haya salvado del ser que creíste haber hecho para que ocupara Su lugar y el de Su creación. Dale gracias hoy.

Da gracias de que Él no te haya abandonado, y de que Su Amor ha de refulgir por siempre sobre ti, eternamente inmutable. Da gracias asimismo por tu inmutabilidad, pues el Hijo que Él ama es tan inmutable como El Mismo. Agradece que se te haya salvado. Alégrate de tener una función que desempeñar en la salvación. Siéntete agradecido de que tu valía exceda con mucho los míse­ros regalos que le diste a quien Dios creó como Su Hijo y de que excede también los mezquinos juicios que emitiste en contra suya.

De la Lección 123“ Gracias padre por los regalos que me has concedido”.

2 comments:

Maribel Medina said...

Querida Yare

Quiero compartir contigo un poema de San Agustín, se llama TARDE TE AME,


Hermosura tan antigua y tan nueva,
tarde te amé!
Y ves que tú estabas dentro de mí y yo fuera,
Y por fuera te buscaba;
Y deforme como era,
Me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste.
Tú estabas conmigo mas yo no lo estaba contigo.
Me retenían lejos de ti aquellas cosas
Que si no estuviesen en ti, no serían.
Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera:
Brillaste y resplandeciste, y fugaste mi ceguera;
Exhalaste tu perfume y respiré,
Y suspiro por ti;
Gusté de ti, y siento hambre y sed;
Me tocaste y me abrasé en tu paz.

“Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está
inquieto hasta que descanse en ti".

San Agustín.

Gracias, gracias y mil gracias siempre...!!!!

Un inmenso abrazo Yare,
Maribel

Yaremi said...

Mary! Hoy te pensé mucho y me complace mucho ver tu comentario, sincronía especial. Y tu tan dulce y tan oportuna.
"(...)gusté de ti, y siento hambre y sed; me tocaste y me abracé en tu paz (...)"

Esta estrofa me parece una caricia. Mil gracias por ese hermoso poema y por pasar a visitarme. Atrevesemos el espacio cibernético tomándonos un té un día de estos ¿si?

Mil bendiciones compañera de camino